La base militar de Rota, en Cádiz, parece haberse permitido el lujo de acotar un tramo de playa, según los militares, como “zona de seguridad nacional y utilizada exclusivamente para realizar maniobras”.
No obstante, no se trata de una noticia de ahora sino que hace aproximadamente 50 años que una valla separa la playa de El Chorrillo con la del Almirante. Hoy en día, la antigua valla había quedado destruida por el traqueteo de la mar y, en estos últimos días, se han emprendido nuevas obras para reformar y re-distinguir una playa de otra.
Las maniobras militares que justifican dicha separación brillan por su ausencia, según afirma el Ayuntamiento de Rota; pero en cambio, la playa del Almirante sí que sirve para uso y disfrute privado de los militares y sus familiares, pudiendo observar desde la valla, cómo la playa en cuestión se encuentra prácticamente vacía, a excepción de algunos bañistas que campan a sus anchas por distinguirse mediante no sé qué galeón que les permite hacerlo; mientras que la playa de El Chorrillo permanece abarrotada de gente del pueblo.
Foto extraída del diariodecadiz.es
La pregunta es: ¿Qué o quién es el ejercito para llevar a cabo tal empresa en los tiempos que corren?
Señores militares, con todos mis respetos, hay cosas que ya no proceden, hay competencias que ya no les pertenecen, y el pueblo pesa mucho más que un ejército, afortunadamente. No son tiempos de estar preocupándose por los veranos al sol de las familias y compañeros, sino de preguntarse cuál es el fin para que un maldito día se diseñara el primer ejército. Seguramente en aquel momento estuvo justificado, y quizá encontremos argumentos que justifican un ejército en el día de hoy si lo discutimos. Pero las fuerzas del orden o como quiera que se les llame, están para servir al pueblo, si es que están.
Nos tendrían que faltar piernas para hundir esa maldita valla.
Zeus Díaz Cid
Tres de Cuatro 
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